Del Dr. Tsai

2025-03-10
Alto potencial eléctrico para la prevención y recuperación de accidentes cerebrovasculares
 El accidente cerebrovascular es una de las principales causas de discapacidad y muerte en todo el mundo. Si bien existen varias medidas y tratamientos preventivos, los investigadores y los profesionales médicos continúan explorando nuevas vías para mejorar las estrategias de prevención del accidente cerebrovascular. Una modalidad emergente que se está investigando es la terapia de alto potencial eléctrico (HEP).
 Prevención
 Diversos estudios han explorado los efectos neuroprotectores de la terapia HEP, sugiriendo su potencial en la prevención del accidente cerebrovascular. Se ha demostrado que la aplicación de campos eléctricos mejora la producción de factores neurotróficos, como el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), que desempeña un papel crucial en la supervivencia neuronal y la plasticidad sináptica. Al promover el crecimiento y la supervivencia de las neuronas, la terapia HEP puede ayudar a proteger el cerebro de la lesión isquémica, el tipo más común de accidente cerebrovascular causado por un bloqueo en un vaso sanguíneo.
 Recuperación
 Las secuelas de un accidente cerebrovascular pueden ser devastadoras y provocar deterioro físico, cognitivo y emocional. Los métodos de rehabilitación tradicionales se han centrado en recuperar las funciones perdidas mediante fisioterapia y medicación. Sin embargo, las terapias emergentes, como la terapia de alto potencial eléctrico (HEP), están demostrando ser prometedoras para mejorar la recuperación de los accidentes cerebrovasculares.
 Uno de los principales mecanismos a través de los cuales la terapia HEP ayuda en la recuperación de un accidente cerebrovascular es mejorando la circulación sanguínea y reduciendo la inflamación. El accidente cerebrovascular suele ser causado por una interrupción en el suministro de sangre al cerebro, lo que provoca daño tisular. La terapia HEP puede mejorar el flujo sanguíneo al dilatar los vasos sanguíneos y mejorar la microcirculación. Este aumento del flujo sanguíneo ayuda a llevar oxígeno y nutrientes a las áreas afectadas, lo que facilita la reparación y regeneración de los tejidos.
 Además, se ha descubierto que la terapia HEP reduce la inflamación en el sistema vascular. La inflamación desempeña un papel crucial en la progresión del accidente cerebrovascular y puede provocar más daños. Al modular las respuestas inflamatorias, la terapia HEP ayuda a crear un entorno óptimo para la curación y la recuperación.
 Además de sus efectos sobre la circulación sanguínea y la inflamación, la terapia HEP exhibe propiedades neuroprotectoras. Durante un accidente cerebrovascular, el tejido cerebral se ve sometido a estrés oxidativo y daño, lo que conduce a la muerte neuronal. Se ha demostrado que la terapia HEP contrarresta estos efectos perjudiciales al reducir el estrés oxidativo y promover la producción de antioxidantes en el cuerpo.
 Además, la terapia HEP estimula la producción de factores neurotróficos, como el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), que favorece la supervivencia y el crecimiento de las neuronas. Estos factores neurotróficos desempeñan un papel fundamental en la regeneración y el reordenamiento de los circuitos neuronales, lo que facilita la recuperación funcional después de un ictus.
 Un estudio publicado en el Journal of Stroke and Cerebrovascular Diseases encontró que los pacientes que recibieron terapia HEP junto con rehabilitación estándar mostraron mejoras significativas en la función motora, el equilibrio y las actividades de la vida diaria en comparación con aquellos que recibieron rehabilitación estándar sola.
 Otro estudio publicado en el Journal of Clinical Rehabilitation and Tissue Engineering Research informó que la terapia HEP mejoró la función cognitiva y la calidad de vida en pacientes con ACV. Estos hallazgos sugieren que la terapia HEP tiene el potencial de mejorar la recuperación física y cognitiva en los sobrevivientes de ACV.
 Se necesitan más investigaciones para establecer los parámetros óptimos del tratamiento, determinar los efectos a largo plazo e identificar las poblaciones específicas de pacientes que se beneficiarían más de la terapia HEP. Se necesitan ensayos clínicos a gran escala para validar los hallazgos y proporcionar evidencia sobre la eficacia de la terapia HEP en la rehabilitación de los accidentes cerebrovasculares.